El alambre de acero se estira en recto y se corta, justo con la dimensión de y longitud de dos agujas.
La máquina va afilando la punto con pulidos continuados.
Después que el ojo de la aguja esta marcado se hacen los agujeros y la sección del alambre se divide en dos agujas.
Las dos partes exteriores del ojo son conocidas como oreja. El proceso de pulido de las orejas da como resultado un cabezal con un ojo perfecto y muy suave.
Este es el proceso mas importante para conseguir las agujas más deseadas. Sometidas a diferentes temperaturas se consigue una dureza perfecta con el punto justo de flexibilidad.
El tambor de pulido funciona como un rodillo que se llena de agujas, del material pulidor y aceite. Una vez lleno se hace girar hacia adelante, hacia atrás, hacia la izquierda, hacia la derecha, hacia arriba y hacia abajo para pulir la superficie.
El afilado se va haciendo de manera gradual y repetidas veces hasta que queda totalmente pulido.
Las agujas son bañadas en níquel, así se aseguran la suavidad, pero no todas llevan níquel, ya que en algunos casos son libres de niquel para los posibles alérgicos.
La cabeza de la aguja y el ojo suelen estar bañadas en oro.
El último preceso es el cliente. Pero antes de llevar al mercado los especialistas de Tulip se encargan de controlar cada uno de los procesos, y de confirmar la perfección en cada aguja.